
Foto tomada del blog de la Hermandad del Cristo de Burgos
A mi compañero y sin embargo amigo, Salvador Varea Ramírez, cofrade ejemplar del Cristo de Burgos, magnífico profesional y mejor persona.
Este soneto dedicado a la Madre de Dios de la Palma es el primer verso de temática cofrade que escribí, a principio de esta decada. Debido a la amabilidad de mi amigo Salvador fue publicado en el boletín de la Hermandad del Cristo de Burgos, guardé un ejemplar como oro en paño, tan bien guardado que cuando he querido buscarlo no he sido capaz de encontrarlo. Cuando empecé a escribir este blog pensé en incluirlo aquí porque lo recordaba con agrado. Puesto en contacto con Salvador me remitió una copia. Leído después de tanto tiempo, llego a la triste conclusión que dentro de lo modesto de mis letras, escribía mejor hace diez años que ahora. Disculpad pues los sufridores que pasan por aquí. Por cierto este año acudí a mi cita con mi hijo. Gracias Salvador, gracias Madre por acudir.
En la calle San Juan tengo una cita
con el amor, el tiempo y la memoria,
con el fugaz destello de la gloria
que ese día del año nos visita.
La espera es ceremonia nunca escrita,
que no es ni mucho menos accesoria,
la fe guarda el secreto de la historia
de verla aparecer triste y bonita.
Una voz sin rostro pide al cielo,
cuando la noche cansada se hace calma
que baje para ella otro pañuelo.
Que el llanto, hecho torrente, de su alma,
ha empapado el que tiene ,sin consuelo,
Madre de Dios y mía de la Palma.
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