Soneto al Gran Poder
Foto de
PEDRO JESÚS CLAVIJO DOMÍNGUEZ
No viste, Nazareno, azul el cielo,
saliste siendo oscuro con tu carga,
tanto pesa el amor, tanto el desvelo
y la noche del Jueves es tan larga.
Ni la brisa que besa el terciopelo,
ni la sombra que el madero alarga
obraron el milagro del consuelo,
por eso tu dulzura es tan amarga.
Madrugada, de vieja ya amarilla,
cuando anuncia que el día va a nacer
y regresa el Señor a su capilla.
Quién pudiera mirar amanecer
el cielo azul y raso de Sevilla
con los ojos que mira el Gran Poder.
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