miércoles, 13 de junio de 2018

Soneto a la Virgen de la Hiniesta
















fotografía de María Dolores Acemel Hidalgo



He venido cargando una tristeza,
una espina sin rosas en la boca,
algo que no termina cuando empieza,
que empuja, que golpea y descoloca.

Qué amarga que me sabe esta cereza,
qué frío es el calor que da esta roca,
en San Julián el sol se despereza
y su ojiva me llama como loca.

Esta duda, este miedo tan humano,
busca en su ayer una respuesta
y el esfuerzo parece casi vano.

En mi alma luce un Dios que me contesta,
entrégate con fe, dale la mano,
que te guíe tu Madre que es la Hiniesta.



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