fotografía de María Dolores Acemel Hidalgo
He venido cargando una tristeza,
una espina sin rosas en la boca,
algo que no termina cuando empieza,
que empuja, que golpea y descoloca.
Qué amarga que me sabe esta cereza,
qué frío es el calor que da esta roca,
en San Julián el sol se despereza
y su ojiva me llama como loca.
Esta duda, este miedo tan humano,
busca en su ayer una respuesta
y el esfuerzo parece casi vano.
En mi alma luce un Dios que me contesta,
entrégate con fe, dale la mano,
que te guíe tu Madre que es la Hiniesta.
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